Pintura
sobre estuco de la Tumba de Najt, nº 52, en la necrópolis de Sheik
Abd el-Qurna, en Tebas. XVIII Dinastía (hacia 1403 a.C.), destinada
a un alto funcionario, Najt, sacerdote de Amón, escriba y astrónomo,
al servicio del faraón Tutmosis IV.
Este
detalle pertenece a la pared de la izquierda de la entrada a la
cámara funeraria, en ella se representa una escena del “Festival
del Valle”, una fiesta en la que la efigie de Amón era traída
por el rio Nilo desde Karnak, honrando a los difuntos a la orilla de
la necrópolis, fiesta que aprovechaban para para celebrar un gran
banquete familiar.
El
uso exclusivo de la pintura permitió ciertas novedades técnicas con
las que introducir dichas novedades que anuncian el paso de una
pintura lineal, mero dibujo coloreado, a una pintura de gran riqueza
cromática y empleando nuevos recursos como son las transparencias de
los ropajes y plasman la riqueza y el lujo mediante joyas y ricos
tocados. Observamos como las manos son dibujadas con suma delicadeza.
El
banquete está amenizado por músicos y bailarinas, representadas en
la fila inferior, en ella aparece una de ellas desnuda, tañendo un
laúd al tiempo que baila y vuelve la cabeza a su espalda mostrando
de frente el torso y los senos, a su vez proporciona cohesión
compositiva al grupo y lo dota de sensación de movimiento al dar un
paso al frente.
En
la fila central vemos tres figuras sentadas sosteniendo la flor de
loto, seguramente sacerdotes, figuras simétricas, que observan lo
que seguramente será el banquete o las ofrendas a la esposa de Najt.
En
la fila superior se encuentras las mujeres nobles atendidas por una
esclava desnuda que les proporcionaba perfumes y flores, en esta
escena llama la atención un arpista ciego, recurso muy empleado en
esta época.
La
obra mantiene ciertos cánones del arte clásico egipcio, conservando
el carácter narrativo de la escena, el uso del perfil y los colores.
En la parte superior derecha vemos unas piernas grandes que
justificarían el uso de la perspectiva jerárquica. La composición
en registros la dota de carácter narrativo, enfatizado por los
perfiles de las figuras que nos permiten seguir la secuencia marcada
por el artista.
Durante
el Reino Nuevo, tanto faraones, como altos funcionarios, cambian sus
sistemas de enterramientos, abandonan las tumbas monumentales de
períodos anteriores, que eran objetos de saqueos, por profundas
cámaras excavadas en la roca de las montañas de los valles y
disimulaban la entrada para evitar esos ataques.
Nota: Este comentario pertenece al análisis planteado dentro de la PEC de la Asignatura "Arte de las Grandes civilizaciones antiguas: Egipto y Próximo Oriente".